Atécuaro

Vivir aquí es de lo mejor que me ha pasado en la vida.
-Mario Rosales, habitante de Atécuaro.



Atécuaro


Conoce un poco de nuestra cultura.

POEMA, lienzo, partitura. Trozo raptado de un paraíso, de un ambiente montaraz, de algún sueño, de un cuadro pintado con los matices de la naturaleza. La vida se encuentra presente en todos los rincones, en cada detalle, en el escenario, en el pulso de los troncos musgosos y en la vegetación. Se desborda y se expresa en la flor minúscula, en el hongo, en la corteza enlamada, en el helecho, en el bosque, en el agua que brota incesante de la intimidad de la tierra.


Atécuaro, que en lengua purépecha significa “lugar de agua miel”, se encuentra enclavado en las montañas del sur, a aproximadamente 11 kilómetros de la ciudad de morelia, y a alrededor de 2,240 metros sobre el nivel del mar, lo que propicia que el viento, en el caserío, , en las montañas y el bosque de pinos, sea frio y muchas veces, para el embeleso de los sentidos, el ambiente nebuloso y de lluvia.


Desde temprano, a la hora en que la neblina cobija montañas, caserío y hondonadas, de las cocinas, en los hogares de adobe y ladrillo, escapa el humo con su olor a leña y varas que se mezclan con el aroma inconfundible de las tortillas de maíz elaboradas a mano, sobre comales de barro o lamina, mientras otras mujeres trituran, en molcajetes, ajo, jitomate o tomate y chile recién asados o hervidos, hasta elaborar y servir salsas martajadas, al lado, generalmente, de frijoles, y, quizá un vaso con mezcal y hasta una trucha frita con limón y ensalada, sin que falten, las celebraciones especiales sus platillos típicos: pozole, corundas y mole.



Galería de fotos, próximamente.